
Ante mí, con las alas desplegadas,
la bella imagen vi que la alegría
formaba de las almas concertadas:
lindo rubí cada una parecía,
por el rayo del sol muy encendido,
que refringiese en la mirada mía.
Y jamás una voz ha sostenido,
ni la tinta escribió, lo que ahora muestro,
ni fantasía alguna ha comprendido;
que al pico hablar oí con verbo diestro
y yo sonó en su voz, y sonó mío,
cuando era en el concepto "nos" y "nuestro".
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