
Pensar a veces instintivamente, te lleva a toparte de golpe con recuerdos. Me es imposible no recordar donde oí por primera vez, la palabra ilusión.
Siendo un niño, casi todas las semanas bajada a comprar a la bodeguilla del señor Lopéz, que hacia esquina en mi calle. Era hombre tranquilo y de carácter alegre, que ejercía su trabajo con buen oficio. Solía añadir a mi visita la frase - ¡Ay, juventud! ¡Cuánta ilusión!
A la salida de la bodeguilla del señor Lopéz en la calle Puentedeume, tenía como único pensamiento esa frase.
No estaba preparado aún para poder asimilar su importancia ó, mejor dicho, no sabía que era aquello de la ilusión.
Años más tarde teniendo que hacer frente a obstáculos con los que me he encontrado; las palabras del señor Lopéz sobre la ilusión me han ayudado. Ahora creó saber que para sentirte joven, para poder ejercer de aprendiz de iluso toda tú vida; tienes que seguir teniendo ilusión por las cosas que emprendes o te ocurren. A veces la lucha es desigual entre Quijote y molinos, pero es importante no perder el vínculo con la ilusión, si se rompe este vínculo entre juventud y ilusión, se puede envejecer de golpe.
2 comentarios:
me encanta como escribes y lo que escribes.
Gracias.
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