
El sábado pasado recibí una llamada a eso de las 04:30 de la madrugada. Era un aviso de algo que más tarde, sobre las siete, se convirtió en una realidad. Quien llamada es un compañero y amigo, al cual yo le tengo ley sobre todo por ser buena persona. Habíamos quedado para hacer un trabajo conjunto y, aún en las circunstancias adversas que se encontraba; lo primero que hizo fue llamarme para decir que no podría ir.
A veces la realidad te da unas hostias tremendas y te marca con una cicatriz honda de por vida.
No quiero añadir más cosas, el resto me las reservo para hablarlas con él, en caso de que me las pida, y si esto ocurre, no quisiera que las cosas que tengo que decirle estén manchadas de tinta.
Sólo para finalizar unos versos para Taysir.
Allá lejos,
aún donde tú no me veas,
estaré contigo.
Mis pasos envolverán tu sombra,
y mi recuerdo te será llevadero.
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