
Han pasado algo así como treinta años de la desaparición de Bon Scott, y de una de las voces más grandes que ha dado el hard rock. El día 19 de febrero será el aniversario de su muerte.
Scott es uno de esos vocalistas que destaca por dos razones. En primer lugar, por la intensidad de su puesta en escena, y, en segundo lugar, porque él mismo se constituye en paradigma de la actitud normal de un gran cantante; lejos de todo artificio y majadería que hemos visto en más de uno. Desde adolescente he tenido la impresión de que era un tirador afamado, cuya mayor virtud era darles una gran personalidad a los riff de el señor Young y compañía.
El viernes hagamos que las campanas del infierno toquen por Ronald Belford Scott, si puede ser al ritmo de Touch Too Much...
" Fue una de esas noches en la que se apagan las luces y todo salta a la vista. Ella se lo tomaba con calma, yo estaba perdiendo la cabeza. No había nada que ella no pudiera hacer. No era la primera ni la última. Ella sabía que íbamos a hacer el amor..."
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