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miércoles, 13 de enero de 2010

Qué mejor que el cine negro.



Siempre se disfruta viendo viejas películas, rememorando los clásicos de una época gloriosa del cine. Los buenos cinéfilos siempre se quejan de que ya no se ruedan películas como las de antaño, razón o no tendrán o al menos sus buenas razones. Allá cada uno.
Mi queja particular se basa en la poca difusión de uno de los géneros cinematográficos como es el cine negro. Se han venido rodando películas que querían o intentaban adherirse al cine negro, pero que pocas lo han conseguido por lo menos en los últimos treinta años. Lejos están muchos de los directores que han intentado acercarse al género con la maestría (de pocos medios: serie B), de Polonsky, G. Ulmer, Negulesco, Karlson, Dassin, Mann, Lang, Walsh, Litvak, Siodmak,etc. Ellos con muy pocos medios, limitados días de rodajes, presupuestos ridículos, persecuciones políticas de por medio, escribieron en la historia del cine páginas enteras. Con la desaparición de estos, parece haberse esfumado también la inteligencia de un buen guión, el juego de las luces y sombras, la violencia no explícita, pero existente, los diálogos duros, ingeniosos y trepidantes, que una vez acabada la película se quedaban en tu cabeza flotando durante días a la espera de una situación propicia para poder soltar alguno de ellos.

El penúltimo de esa estrecha fila, aunque sin relación casi con el cine negro, se ha muerto hace unos días, vaya mi homenaje particular a Eric Rohmer, siempre te deberé la tarde que vi Cuento de verano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

de acuerdo en todo ya no hay directores como antes o muy pocos

Juan dijo...

Yo también le debo lo de Cuento de Verano

Hathaway dijo...

Aunque esto no estaba escrito para Rohmer, sino para Jules Dassin, lo he rescatado para así rendir un pequeño y sincero homenaje a Eric Rohmer, por esta película y por aquella tarde.